LOS DECLARAN MARIDO Y MUJER

Asistí a dos matrimonios desde que Keño no está, primero me ataca una inmensa emoción al ver los votos que se dan los esposos, luego entro en crisis existencial y escapo como alma en pena, en el primero fue natural, después de todo el evento, de principio a fin, la ceremonia, la cena, los recuerdos y la torta, hasta ahí llegué con esfuerzo, intempestivamente me fui, la primera en retirarme con mi Vicho. En el segundo q fue hace un par de días fue mas fuerte, tal vez porque la ceremonia religiosa es mas fuerte, se habla de votos, de amor para toda la vida, se cantan canciones amorosas y los novios se prometen darse para toda la vida, ambos emocionados y felices, después la fiesta, todo perfecto, en el orden que corresponde a un evento de tal magnitud, nada escapa a lo que debe suceder, todo bien cuando están los entremeses y a media luz con música ad hoc. Pero ¡OH! Llega la hora de pasar a la cena y todo es luz resplandeciente, las mesas preparada para los esposos y los comensales, de ahí, entro en pánico, siento un susto que nada puede parar, decido salir , huir, voy al baño y me escapo mientras todos disfrutan alegres de tan precioso acontecimiento con la promesa de una velada espléndida. Salgo de prisa, para que casi nadie lo note, sin despedirme, apurada, solo un par de invitados saben que me voy, no se como salir del lugar, mi sentido de orientación es pésimo, enciendo un muy anhelado cigarro, me encuentro una casita, la del conserje, toco a la puerta y le pregunto como atravesar el río, me indica y salgo por el puente que está mas alejado de mi camino pero logro fácilmente salir, es mas de media noche, las calles vacías, algunos chicos con botellas deambulan por las céntricas avenidas, la vía es larga y recta , las lágrimas salen a goterones. A manotazos me las limpio para ver el camino, acelero después de cada luz roja del semáforo, mis esplendidas ropas están desordenadas y la línea de los ojos se borro , corren locas las lágrimas por mis mejillas, trato de despejar la vista para seguir el camino a casa, sin problemas y pocos autos en el camino, llego, me tomo dos pastillas para dormir y la noche se me hace un segundo. No logré llegar a la misa en memoria de Keño, una vez en domingo y con todos los familiares de él se pasa el día, una tenue migraña me ronda, la ignoro y al final del día con luces encendidas emprendo el regreso a la ciudad en caravana con parte de la familia política. Que atentos esperan me desvíe y llegue casa…
De vez en cuando el pánico me viene....

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